Nuestro 2 de abril. Empatía y autismo.


Nuestro 2 de abril. Empatía y autismo.

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Para este 2 de abril, día de la concienciación mundial para el autismo, nos unimos a la iniciativa de Amasperger invitadas por Leonardo Caracol que tiene como hilo argumental la empatía, aportando las visiones de las terapeutas de nuestro centro:

«Él gritaba y aleteaba sus brazos como si fuese a alzar el vuelo, ante la mirada atónita del resto de integrantes del autobús urbano. Su padre permanecía a su lado sin inmutarse, sin mover un sólo músculo de su cara. La gente continuaba observando la escena con perplejidad y probablemente ignorancia de no poder entender la causa de aquellos gritos y movimientos. 

Yo, al igual que su padre permací inmóvil, observando los pájaros que cruzaban la avenida y soñando en poder cambiar todas aquellas caras de rechazo ante lo desconocido. Utilicemos la empatía para entender la diversidad alrededor de las personas con trastorno del espectro del autismo, por un camino hacia la sensibilización y concienciación.»

Beatriz Montoya

«En algún momento he hecho esta reflexión: el autismo es difícil por su simplicidad. Quiero decir con ésto, que es complicado entender el autismo dentro de los parámetros de esta sociedad. La persona con autismo es noble y genuina. Cuando un niño con autismo hace algo, lo hace sinceramente, no atiende a segundas intenciones y siempre hay un motivo, aunque éste sea invisible a nuestros ojos.

«En muchas ocasiones lo visible del TEA no es más que la punta del iceberg, es necesario comprender lo que supone la condición , así como conocer a la persona con sus características individuales, con sus necesidades, deseos y frustraciones. Convivir con personas con autismo ya seamos padres, educadores, terapeutas… etc, supone estar dispuesto a interpretar pequeños y grandes gestos, a hacer una lectura diferente de las situaciones, a analizar desde distintos puntos de vista, implicarse y descubrir sus intereses, sus gustos, sus sentimientos… para poder comprender, comunicar y acercarnos más a su particular forma de ver el mundo.» 

María Sotelo

Al niño con autismo hay que saber entenderlo, poner nombre a sus sentimientos, palabras a sus actos, acercándolo así a nosotros, haciendo de puente entre ellos y el mundo que los rodea. El niño con autismo no rechaza nuestro mundo, simplemente no sabe cómo abordarlo. Valiéndome del símil de Donna Williams, la labor de padres, terapeutas y profesores es aquella de servir de puente entre el bosque mágico y nosotros. Un lugar auténtico que podremos conocer si les damos la oportunidad de mostrárnoslo».

Raquel Otero


«En mi familia siempre me han enseñado que todos somos diferentes e iguales a la vez, que nadie es mejor que nadie; quizás ésto ha marcado mi interés hacia la diversidad. Trabajar con personas con autismo me hace afortunada, ya que me permite aprender cada día a ver el mundo desde diferentes perspectivas y a no creer que la mía es la única válida. Y es que, en realidad, la mayoría de las veces, son mis niños quienes me enseñan a mí: me enseñan a percibir detalles donde yo veo globalidad, me enseñan que existen múltiples formas de comunicarnos, me enseñan la verdadera honestidad y el amor sincero.»

Emma Ovin

«Para mi empatizar con el colectivo de personas con autismo a lo largo de estos años de experiencia laboral supone entender a todas las personas con las que convivo (tengan o no una etiqueta diagnóstica) de forma respetuosa, comprendiendo que detrás de cada acción u opinión hay una forma de ser, unas vivencias y un motivo. Mediante el respeto entiendo que son más las características que nos unen  que las que nos separan, os invito a comprobarlo.»

Esther Medraño

 

 

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